viernes, 29 de junio de 2012

Autonomía: 51ª aniversario


En este nuevo aniversario de nuestra autonomía, va un saludo a todos los paisanos sarmienteros, lleno de recuerdos. Les dejo dos pinceladas, de una calle y de la antigua iglesia que nos robaron.

I
        
(Iglesia de San Carlos Borromeo)

Cuando era niño, recuerdo,
yo era un río de palomas
que del campanario de la iglesia
a las acacias de la plaza
navegaba.
Con ellas en la mirada, soñaba.
¡Ay, quién me diera 
otra vez ese mundo 
de palomas y de acacias!
Y el cobalto cielo 
que las cobijaba.


II

(Calle Moreno)

La calle tenía
un punto de fuga en la perspectiva,
sobre trigales lejanos, borrosos,
donde la mirada en paz se perdía.
La calle tenía casas 
con historia y luces de melancolía
encendiéndose a la noche, desvaídas, amarillas.
La calle tenía un horizonte azul,
una iglesia vieja y voces amigas.

(Desde la distancia de gastados años
el hombre la mira.)

        (De "Milonga del primer cielo". Daniel C. Bilbao)

lunes, 18 de junio de 2012

Los Petrecca


La zona de mayor concentración del apellido Petrecca en Italia es la región de Campobasso. Seguramente por eso los Petrecca que llegan a Argentina lo hacen desde el cercano puerto de Nápoles, principal punto de embarque para la emigración.

Quizá de allí vino el italiano Pedro PETRECCA (registrado con una sola "c").  Pedro había nacido en 1848 en Italia y era hijo de Roque Petrecca y Ángela PAPI. Llegó muy joven a la Argentina, sin sus padres, probablemente cuando tenía entre los 18 y 20 años. Sabía leer y escribir y tenía un oficio: carpintero. Se radicó inicialmente en Buenos Aires. A sus 22 años, vivía en la calle Uruguay 191 (casi esquina Cangallo). Trabajaba como zapatero junto con otros dos italianos, Pedro Fidelivas (34) y Francisco De Farra (26).


No encontré otro apellido Petrecca en Buenos Aires en en el censo de 1869, por lo que pareciera que Pedro era el único con ese apellido en la Capital Federal.

Posteriormente, se mudó al Cuartel 2° Sección 3° de la zona urbana del departamento de Arrecifes, donde continuó trabajando como carpintero. El 2 de enero de 1882 se casa con Virginia MERONO (MEROÑO), natural de Arrecifes.  (Ver acta de casamiento)

Virginia fue bautizada el 30 de abril de 1832, en la iglesia de San José. Era hija de Eusebio Meroño y Valentina CABRERA. Francisco Solano, Francisco Eduardo, Justo, Juana y Rosa fueron sus hermanos.

En el Censo Nacional de 1895, Pedro -ya con 47 años-, vive con Virginia (40) en el Cuartel 2°, Sección 3°, de la zona urbana de Arrecifes. 

Poco después, Pedro enviuda, aparentemente sin tener hijos, y luego se casa con Micaela GOITIA, nacida en Arrecifes.  Micaela era mucho más joven que él. Ambos fueron padres de Juan Andrés y Elba Petrona, quienes nacen cuando Pedro ya está viviendo en Capitán Sarmiento.

Juan Andrés nació el 10 de diciembre de 1910 y fue bautizado el 24 de junio de 1912, en la iglesia de San Carlos Borromeo.  En esta fecha, Micaela tiene 23 años, tal vez por eso Pedro miente la edad y declara sólo 50 años, cuando tiene en realidad 64. Los padrinos fueron Andrés LAURITO (italiano, 23 años) y Rosa LAURITO (argentina, 22 años). El cura era Juan LACABE.


Elba Petrona nació el 29 de junio de 1913 y fue bautizada el 19 de marzo de 1915.  Los padrinos fueron José Labriola (italiano, 33 años) y María Molio (no está claro el apellido, natural de Francia, 14 años). La bautizó el cura Lacabe. En el acta, tres años después, Pedro vuelve a declarar 50 años y Micaela 24, es decir que sólo cumplió un año más desde 1912. 


Sirva esta breve síntesis para contar cómo comenzó la historia de los Petrecca en Sarmiento, como recuerdo y homenaje a gente buena y trabajadora, que nos dio a un personaje entrañable.

miércoles, 13 de junio de 2012

Los nombres de nuestros ancestros (2)

A propósito de la entrada anterior, en el Censo Nacional de 1895 vemos que la mayoría de los nombres usados por los censados en la zona que hoy es Capitán Sarmiento son los clásicos que siguen vigentes hasta hoy: Carlos, María, Pedro, Luisa, Jorge, Pablo, Ángel, Juan, Rafael, Emilio, Carmen, etc. Casi todos corresponden a italianos, principalmente, y españoles recién llegados. Algunos de estos nombres han caído en desuso y han sido reemplazados por los que se ponen de moda en cada época. 

Sin embargo, en 1895 todavía aparecían nombres que provenían de las viejas modas: Avelino, Teodosia, Isidora, Basilia, Cecilio, Ajenor, Polonia, Petrona, Felipa, Candelario, Estanislada, Eufemia, Dorotea, Zenobio, Uvalvina, Pantaleón, Eduviges, Silverio, Trinidad, Nicanor. Todos estos nombres corresponden a personas nacidas en el país.

Los italianos y españoles llegados a Sarmiento aportaron algunos nombres menos habituales: Sinforiano, Savatina, Tiberio, Salvador, Hilario, Fortunato, Olimpia, Santina, Liberato.

lunes, 11 de junio de 2012

Los nombres de nuestros ancestros

En estas búsquedas, uno de los asuntos centrales son los nombres, muchas veces repetidos y que llevan a confusiones, a veces a historiadores y genealogistas experimentados. Como mis pretensiones son más modestas, lo que encuentro habitualmente son nombres tradicionales y comunes y apellidos "gringos" mal escritos. Pero en el caso de los paisanos de antigua prosapia criolla el tema se hace interesante y tiene sus particularidades. Basándome en el trabajo que publicó el notable genealogista Hugo Fernández de Burzaco y Barrios hace más de treinta años en el Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (número 100, Julio de 1980), veo que también hubo nombres de moda en todas las épocas. 

Dice Burzaco que en el primer siglo de existencia de la ciudad de Buenos Aires, los nombres más comunes entre los varones eran Agustín, Andrés, Alonso, Antonio, Diego, Domingo, Francisco, Gerónimo, Lucas, Luis, Manuel, Ignacio, Mateo, Simón, entre otros. Las mujeres eran bautizadas como Agustina, Ana, Bárbara, Beatriz, Luisa, Josefa, Juana, Petrona, Petronila, Polonia, Catalina, Micaela, Úrsula.

Con el paso del tiempo y los cambios económicos y políticos, se pusieron de moda los nombres del santoral católico. La lista es larguísima, pero criollos y españoles lucían nombres tales como Robustiano, Restituto, Crescencio, Sinforoso, Serapio, Policarpo, Apolinario, Canuto, Nepomuceno. 

También señala Burzaco otros nombres vinculados a la iglesia que hoy nos resultan muy llamativos, sobre todo en el caso de las mujeres:  de las Mercedes, del Pilar, de la Encarnación, pero también de las Llagas, de las Caídas, del Tránsito.

Todo esto combinado, daba resultados como el del niño bautizado 12 de noviembre de 1828, en la iglesia porteña de San Nicolás de Bari con el nombre de Carlos María Bernardo de los Innumerables Mártires de Zaragoza Fernández Leiva.

Otra de las costumbres era repetir uno de los nombres en todos los hijos. Cita Burzaco el caso de alguien que, casado dos veces, tuvo 13 varones y 15 mujeres, y uno de los nombres de todos los varones era José y de las mujeres, Josefa.

El motivo central del artículo en el que me baso era referirse al nombre "del Corazón de Jesús", que en determinado momento se puso de moda. A tal punto que, en familias numerosas de diez o más hijos, todos lo solían llevar como segundo nombre. El caso más conocido para nosotros será, sin duda, el de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, el extraordinario hombre de Mayo.

Los nombres más comunes que conocemos hoy llegaron con la gran inmigración: Carlos, Jorge, Luis, Alberto, Mario, Ernesto. Pero los hubo curiosos y hasta divertidos, producto sobre todo de los despropósitos que cometían quienes repetían equivocadamente nombres que habían oído o de quienes llenaban los precarios formularios de la época. Del Censo Nacional de 1895 en La Pampa, por ejemplo, rescaté una serie de nombres y apellidos que ni a Don Verídico -el recordado personaje de Julio C. Castro- se le hubieran ocurrido:  Estrofilda Torres, Bersabel Pérez, Bitarino Cayumerta, Bonitasio Abila, Desulina Di Nillo, Ufronio Moyano, Vernabal Balvidares, Nacioncena de Flores, Ingrosia Reinoso.

Como apunte al pasar, digo que me ha tocado ver partidas de nacimiento de esclavos a quienes el cura bautizaba como Pan y Agua, o personas que llevaban el apellido Demesymedio. No puede uno menos que pensar en la mala uva de algunos curas o el desprecio social de aquellos tiempos.

Leyendo ésto, más de uno estará agradeciendo que le hayan puesto el nombre ese que hasta ahora le parecía feo.

lunes, 4 de junio de 2012

Un príncipe para Carlota Almirón

Fragmento de la hoja censal de 1855 (cliquear sobre los gráficos para ampliar)
El apellido Almirón es otro de los tantos que llegaron tempranamente a nuestros pagos. Salgo a rastrear las huellas de los ancestros de Carlota, nacida en el departamento de Arrecifes en 1888, y encuentro que  antes de esa fecha se había radicado su padre, Eulogio ALMIRÓN, quien se casaría luego con Petrona GUEVARA. Veamos primero de dónde venía su padre.

Eulogio era hijo de Marcelino ALMIRÓN -nacido alrededor de 1815- estanciero en Cañuelas en el año 1855. Estaba casado con Juana SAYAGO. Sus hijos, por entonces, eran Martiniano (19), Ylarión (16), Ricardo (12), Marcelino (12), Carmen (11), Sebastiana (8), Victoria (7) y EULOGIO (5). 

Acta de bautismo de Eulogio Almirón
Eulogio había nacido en Cañuelas el 11 de marzo de 1851 y bautizado en Carmen de Areco el 4 de abril de ese año. 

Toda la familia se dedicaba a las tareas rurales y eran propietarios de una buena extensión de tierra, ya que en el Censo de 1855 Marcelino figura como "estanciero".

En 1869, los Almirón están trabajando un campo de la Sección 7° de Carmen de Areco. Para entonces, se habían agregado dos hijos más, Pedro y Catalina. Allí, en Carmen de Areco, se relacionarán con los Guevara y pasado el tiempo Eulogio se casará con Petrona el 28 de junio de 1886 y se radicarán en el Cuartel 13° del departamento de Arrecifes.

Los Guevara

Acta de bautismo de Petrona Guevara
En cuanto a la línea materna, en el acta de bautismo de Carlota dice que es natural de Carmen de Areco, pero se trata de un error, si bien habían llegado desde allí. Se aclara el origen en el acta de casamiento de Carlota, pues allí dice correctamente que es natural de Córdoba. Más exactamente de una zona próxima a Deán Funes, tierra de los sanavirones y en particular de los quilinones. Quilino, en lengua sanavirón quiere decir "pueblo de la laguna". En 1796, por orden del Gobernador de Córdoba Marqués de Sobremonte, se fundó un pueblo de españoles y aborígenes sobre el antiguo poblado de los Quilinones, pueblo originario de la región. De allí provienen estos Guevara.

Petrona GUEVARA fue bautizada el 28 de agosto de 1859, cinco meses después de su nacimiento, en la capilla de Quilino. Sus padres eran Abraham Guevara y Narcisa Moyano. Para cuando Petrona cumple 10 años, están viviendo en la localidad de Ischilín (Córdoba), junto a la familia Moyano, siempre desarrollando tareas rurales y domésticas. Años después, Petrona llegará al departamento de Arrecifes, donde ya existían familias de apellido Guevara oriundas de Córdoba, por lo que es posible que hubiera algún parentesco.

Carlota

La dinámica propia de las familias numerosas dedicadas a cultivar la tierra era expulsora de hijos que demandaban nuevas tierras para continuar con su vida rural o se empleaban en los pueblos. Así habrá llegado Eulogio Almirón al departamento de Arrecifes. Recordemos que había nacido en Cañuelas, luego se había trasladado a Carmen de Areco. Conoce a Petrona Guevara, hacen vida en común y tienen cuatro hijos antes de casarse: Martina, Estanislada, Gerónimo y Benicia. El casamiento se produce el 28 de junio de 1886, en la iglesia de San José. 

La madre de Petrona ya había fallecido, no así su padre, Abraham Moyano, que seguía con su actividad de estanciero en el departamento de Tercero Abajo (Córdoba). 

Acta de bautismo de Carlota Almirón
El 23 de febrero de 1888 nace Carlota ALMIRÓN y es bautizada en San José de los Arrecifes el 3 de marzo de 1888. Rosendo Ayala, natural de Pergamino, es el padrino, y la madrina fue Estanislada Escudero, natural de Luján, ambos vecinos de Arrecifes.

Acta de casamiento de Carlota Almirón
Estos Almirón y Guevara, entonces, estuvieron presentes en los días fundacionales de Capitán Sarmiento. Y se quedaron a vivir, como Carlota hasta que llegó su príncipe: el 28 de marzo de 1910, cuando tenía 22 años (en el acta dice erróneamente 19), se casó con Alessandro Príncipe, un joven italiano de 27 años, hijo de Antonio Príncipe y María, cuyo apellido resulta ilegible en el acta. Alessandro sería originario de la Macerata, o de Livorno, según una anotación que hay en el acta de casamiento.

Después vino el hijo Alejandro Salvador y los otros, pero ya es historia reciente.