martes, 10 de abril de 2012

Filippini y Spinetta (2º nota)

Es muy común que se transmitan oralmente historias familiares que forman parte de la leyenda más que de la historia. En el caso de los Filippini hay una carta de por medio, en la que un testigo bastante próximo hace un relato tal y como él lo recuerda. Como saben los investigadores, una carta es un documento que tienen valor testimonial pero no siempre probatorio. La carta de Adolfo Filippini, tan difundida, ha sido tomada por muchos como de valor probatorio. Veamos los párrafos que hemos destacado en la entrada anterior para hacer las observaciones pertinentes.

Alfredo afirma que Pedro Filippini y Roque Spinetta llegaron a Sarmiento "con sus respectivas familias, mujeres e hijos", entre 1880 y 1882. Nada más lejos de la realidad, al menos en el caso de Spinetta, ya que en 1880 él tenía 17 años y la que sería su esposa tenía 7. Un dato como este ya nos está diciendo que habrá que esperar varios años para que la niña esté en edad de casarse y llegar al pueblo. Mostraremos la documentación en la próxima nota.

Adolfo cuenta que ambos recorrieron los alrededores, pero ya hemos mencionado que por la edad no era posible que los Spinetta estuvieran allí. Pedro, además, era unos cuantos años mayor que Roque. Es decir, Adolfo cuenta algo que no sucedió en los años mencionados.

Asimismo, los nombres que da Filippini en su carta ameritan una comprobación, ya que Pío Laguzzi, por ejemplo, en 1895 todavía estaba radicado en Pergamino. Próximamente subiré documentación al respecto.

En cuanto al desconocimiento de Gerardo Gómez -si es real- se debe a que, efectivamente, no estaba Filippini al momento de inaugurarse la estación ferroviaria. A Gómez sí lo conocía, por ejemplo, Ángel Rossi, el obrero ferroviario que le compró en 1885 un terreno en Av. Rivadavia y Roque Sáez Peña.

Ocurre que Pedro difícilmente haya estado en Sarmiento para 1880/82 ya que algunos de sus hijos nacieron y fueron bautizados en la localidad de San Martín (Bs. As.) y en General Las Heras con posterioridad a esa fecha. En la próxima nota dedicada a Pedro Filippini veremos la documentación respectiva.

Y ya que menciono a General Las Heras, es preciso decir que hay que rastrear si es cierto que Spinetta vino desde allí. Hasta ahora no hallé datos que lo certifiquen.

Resumiendo:  la carta de Adolfo es una leyenda familiar de esas que se transmiten de generación en generación. A los fines de la verdad histórica, por la documentación existente, es necesario hacer estas observaciones para clarificar la verdadera historia del pueblo. Esto, para nada desmerece el papel de pioneros que les cabe a ambas familias

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